Después de cinco años de retroceso y políticas anti-indigenistas por parte de los expresidentes de extrema derecha Michel Temer y Jair Bolsonaro, el pasado 28 de abril el presidente Lula da Silva firmaba la homologación de seis tierras indígenas en el marco de la movilización indígena más grande del país, el Campamento Tierra Libre (ATL), organizado por la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB). Nada menos que 305 pueblos llegados a Brasilia desde todos los rincones del territorio que, a pesar de la alegría por el contraste político y social con la vuelta de Lula, han exigido que sean demarcados por lo menos otros 700 territorios ancestralmente ocupados por comunidades originarias que hoy viven en medio de la violencia ejercida por la minería ilegal, la deforestación y la especulación.
Fuente/ElSaltoDiario/MásInformacionaqui