La industria minera de oro en Colombia está históricamente plagada de criminalidad, creando un inmenso mercado negro del precioso metal. Organizaciones criminales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos disidentes de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otras bandas criminales, explotan las grandes reservas de oro de Colombia, financiando múltiples actividades criminales como el comercio ilegal de armas y el lavado de dinero.
La demanda mundial de oro y el aumento significativo de sus precios internacionales alienta a los grupos criminales de Colombia para ampliar las operaciones de extracción ilegal de oro, perjudicando a las poblaciones indígenas y al medio ambiente, al realizar prácticas de extracción irresponsables en las reservas naturales y los ríos, envenenando las fuentes de agua que utilizan los colombianos y sembrando el terror entre la población.
Fuente/DiálogoAméricas/MásInformacionaqui