Resueltos a narrar sus propias historias, los matis consiguieron dos cámaras en 2015 gracias a la Fundación Nacional del Indio y aprendieron a filmar con el apoyo del Centro de Trabalho Indigenista de Brasil (CTI). Ahora quieren que las comunidades indígenas del otro lado de la frontera también se narren a sí mismos.
«Hoy en día no queremos que los blancos vengan a filmar», dice a la AFP Damë Bëtxun Matis, de 27 años.
Fuente/DiarioLasAméricas/MásInformacionaqui