Durante su primer parto, Lucía Hernández Rumián bailó en la habitación del hospital mientras su esposo tocaba el kultrún, un tambor usado en las ceremonias rituales de su cultura.
Declinó tomar medicinas para el dolor y recibió en cambio masajes y friegas aplicados por una “acompañante intercultural” que había purificado el espacio siguiendo las tradiciones mapuches.
“Me apropié de mi espacio”, comentó Hernández.
El principal hospital público de alta complejidad de Osorno, ciudad del sur de Chile, está encontrando nuevas formas de incorporar estas y otras prácticas medicinales indígenas. Cuenta con una sala de partos especial con imágenes de los pueblos originales en las paredes y en la cama, así como con formularios para que los médicos aprueben tratamientos con hierbas suministrados por sanadores (machis) tradicionales de confianza. También tiene protocolos para un “buen morir” que respetan las creencias espirituales de los indígenas.
Fuente/Los AngelesTimes/MásInformacionaqui