El informe, actualiza los datos ya presentados por el FILAC durante la gestión 2020 y -para pesar de los Pueblos Indígenas- develando las profundas disparidades y asimetrías existentes, que además son exacerbadas por la presencia de la COVID-19, en el día a día de los Pueblos Indígenas: marginación económica, falta de acceso a servicios de salud, de educación y servicios sociales, alta carga de pobreza, desempleo, desnutrición y prevalencia de enfermedades transmisibles y no transmisibles. Latinoamérica destaca por ser la región donde más se incrementó la inseguridad alimentaria severa por el impacto de COVID-19. Esta realidad pone en riesgo, no solo la salud y la vida de las personas, sino la pervivencia de pueblos y comunidades indígenas.
Asimismo, da a conocer el planteamiento de las organizaciones indígenas que expresan múltiples dificultades en este proceso de vacunación contra la COVID-19, entre ellas la falta de participación o al menos de coordinación entre autoridades estatales y los Pueblos Indígenas, ausencia de estrategias y campañas masivas e interculturales que permitan a las comunidades indígenas contar con adecuada información sobre los diversos aspectos relacionados con las vacunas.
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