«Arrasaron con todo. Murieron ancianos, niños, mujeres embarazadas que querían trabajar y estar en paz”, sostuvo en su testimonio grabado poco antes de morir Melitona Enrique, del pueblo qom y sobreviviente de la masacre.
«No les dejaron enterrar cristianamente a sus seres queridos. Bajaban pájaros que se comían los cadáveres. Es algo muy triste esta historia, por eso no quiero ni hablar. A los caciques les sacaron los testículos, las orejas y los hicieron trofeo”, sostuvo luego Mario Irigoyen, descendiente directo de las víctimas.
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