Mujeres Indígenas productoras de audiovisuales y cine independiente resaltaron que agarraron las cámaras para retratar las injusticias que ocurren en las comunidades indígenas y fuera de ellas, registrando situaciones de conflicto y violencias, así como para dar a conocer sus demandas y exigir el cumplimiento de sus derechos colectivos, durante el diálogo “Retos y aprendizajes de la producción audiovisual y cine independiente”, realizado este jueves 22 de octubre, en el marco del Diplomado de Liderazgo de Mujeres Indígenas.
Añadieron, que su trabajo en la producción audiovisual también les permitió compartir y trabajar desde las comunidades indígenas, para mostrar la diversidad cultural y transmitir los conocimientos, sabidurías y lenguas de los pueblos indígenas del Abya Yala.
Marina Mobo, comunicadora y productora mojeña trinitaria del Beni, Bolivia; miembro de la Coordinadora Audiovisual Indígena Originaria de Bolivia (CAIB) y del Centro de Educación y Producción Cinematográfica (CEFREC) compartió el trabajo audiovisual realizado con estas organizaciones acompañando al tema de las demandas de las organizaciones indígenas y campesinas del país. “Esta experiencia ha sido como un gran reto, en el camino hemos aprendido a poder agarrar las herramientas audiovisuales para transmitir las propuestas y demandas de las organizaciones y comunidades indígenas, en la defensa de nuestros derechos, el territorio, la dignidad. También para transmitir la diversidad de conocimiento y sabidurías que nuestros pueblos tienen en todo Bolivia”.
Por su parte, María Sojob cineasta Tsotsil, México, con 10 años experiencia en producción audiovisual, principalmente en proyectos de investigación sobre cine indígena, niñez y Mujeres Indígenas, Negras y Campesinas de Centroamérica y el Sur de México, resaltó que se ella al igual que varias personas que pertenecen a la comunidad se han dedicado a la producción audiovisual por una emergencia en sus comunidades. “Agarramos las cámaras para retratar las injusticias que ocurren en la comunidad y después de ello me di cuenta de que los medios audiovisuales tienen un impacto importante como para llevar esta auto representación que hablamos tanto y que pueden denunciar injusticias dentro de la comunidad”.
También, María Sojo, resaltó la importancia de su trabajo en audiovisuales en la revitalización y el fortalecimiento de las lenguas indígenas, toda vez que busca que las lenguas indígenas puedan salir de los espacios comunitarios y tengan una presencia fuerte fuera de la comunidad.
En la misma línea, Melissa Elizondo Moreno, Cineasta mexicana egresada de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, directora y productora del documental “El Sembrador”, producción que refleja la vida de un maestro rural y el impacto de su labor en la comunidad, aseveró que en todos sus proyectos realizados ha compartido historias que reflejan la vida, el amor, la dignidad y la lucha, porque ello le parece valioso. Asimismo, instó a luchar contra el discurso que trae el cine hegemónico pintado de estereotipos y alejarnos de esa distribución que hace la industria cinematográfica y llegar con la producción a las comunidades.
En este diálogo, Mónica Michelena, del Consejo de la Nación Charrúa, Uruguay también compartió su experiencia en el acompañamiento al rodaje «El país sin indios», un documental busca romper el mito de que Uruguay es un país “sin indios”; de igual manera María Inés Roque del proyecto Ambulante también compartió los desafíos y buenas prácticas en la producción independiente.
Las productoras y cineastas resaltaron que entre las dificultades que enfrentan las mujeres para hacer este tipo de trabajo, en un sistema patriarcal marcado por estereotipos, están ver a las mujeres desde un punto de debilidad, es decir que se piensa que necesitan de la ayuda de un hombre para concretar su proyecto. Citaron como ejemplo, el uso y manejo de las cámaras que aún se piensa que es de los varón y no de las mujeres, cuando hay un hombre y una mujer juntos en la producción siempre están más pendientes de los que dice el varón, la mayoría de los directores son hombres no mujeres y cuando las mujeres tienen hijos se piensa que no rendirán al 100 por ciento.
En este contexto resaltaron la importancia de visibilizar el trabajo de las mujeres indígenas en la producción audiovisual, tejer redes de ayuda, porque el ambiente cinematográfico sigue siendo patriarcal y a la mujer le cuesta el doble o triple hacer cine frente a los hombres, trabajar más producciones sobre todo historias de vida de los hombres y mujeres de las comunidades, visibilizando las luchar de los pueblos.
Resaltaron que el cine puede ser caro y a veces los formatos y parámetros exigen cierta calidad de imagen y de sonidos; sin embargo, ahora con la tecnología de los celulares se pueden hacer buenas grabaciones. No es necesario tener la cámara más cara del mundo, lo que hace falta es la creatividad o una historia maravillosa que contar desde el corazón, dijeron.
Este diálogo, organizado por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), a través de las unidad de juventud y mujer indígena, junto a las redes de mujeres indígenas más importante de la región, la UNAM y la Universidad Carlos III de Madrid, concluyó con las reflexiones a cargo de Hortencia Hidalgo, Red de Mujeres Indígenas por la Biodiversidad, quien resaltó que la producción audiovisual, hoy en día, es una herramienta política, estratégica para la defensa de la tierra, el territorio, los recursos naturales y la vida de los pueblos indígenas.