Históricamente, la población rural se ha visto afectada por la guerra, el abandono estatal, y por ende, brechas educativas y laborales que dificultan los procesos de desarrollo personal y territorial. Pese a los avances que ha traído la modernidad y las distintas luchas sociales en defensa de los derechos fundamentales, el panorama actualmente no es muy diferente.
Ante el cambio climático y la necesidad de priorizar la soberanía alimentaria, las personas que habitan en el campo representan un eje fundamental para liderar las acciones en pro de estos aspectos. La preocupación crece cuando se reconoce la realidad de una frase que últimamente se hace común en diversos sectores: “el campo se está quedando viejo”.
Fuente/El Campesino/Másnformaciónaqui