Los pueblos indígenas, que han soportado siglos de colonización, violencia y dominación, a menudo relegados a vivir en territorios marginales en arduas condiciones, ofrecen valiosas formas de abordar la crisis mundial del agua por medio de sus prácticas tradicionales, en lo que respecta no solo a la gestión sostenible de los ecosistemas acuáticos sino también a la gobernanza democrática del agua potable y el saneamiento, afirma el informe del Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo Agudo.
Ese documento, presentado ante el 51 período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, agrega que sin embargo, en la actualidad, la minería, la construcción de inmensas presas hidroeléctricas, el desarrollo de grandes explotaciones agrícolas y ganaderas, los procesos de apoderamiento de enormes extensiones de tierras y agua y la implantación de grandes proyectos turísticos en sus territorios están dañando y contaminando sus fuentes de agua y poniendo en peligro sus medios de subsistencia.
En su informe el relator Arrojo recuerda a los Gobiernos su la obligación de garantizar a los pueblos indígenas su derecho a la libre determinación, a consultas libres y bien informadas y al consentimiento previo a cualquier intervención en sus territorios; y también a los Estados disponer los medios necesarios para asegurar que los pueblos indígenas disfruten de sus derechos humanos al agua potable y al saneamiento, lo que debe incluir un diálogo intercultural respetuoso con sus cosmovisiones, conocimientos y prácticas ancestrales.
FILAC pone a su disposición el informe titulado Derechos humanos de los pueblos indígenas al agua potable y al saneamiento: estado de la cuestión y enseñanzas de las culturas ancestrales.
El documento está disponible en dos versiones en los siguientes enlaces.
Informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos en su 51 periodo de sesiones disponible aquí.
Versión amigable del informe disponible aquí